Mi identidad como docente se comenzó a
formar desde que era un feto, mis padres son profesores, hoy en día ya
jubilados, desde que estaba en el vientre de mi madre, ella ya ejercía como
profesora y caminaba largos tramos de terracería para poder llegar a su
escuela, después nací y ellos me llevaban a sus centros de trabajo en un moisés
que les heredó mi abuela. Luego vino el preescolar que cursé en la comunidad
donde ellos laboraban, entonces toda mi vida estuve involucrado en sus
problemas como profesores, yo veía como la gente los admiraba y los quería,
viví festivales, viví estrés por cumplir con lo administrativo, viví el tener
que preparar el pozole para las posadas de los niños, supe lo que es que
llegara un aguinaldo y poder estrenar tenis nuevos, mis padrinos de bautizo son
profesores amigos de mis padres, vi a mis papas querer a sus alumnos y amarlos,
se lo que es la profesión, y a veces siento que esto lo llevo en la sangre,
diario veía en el rostro de mis padres ese júbilo por ir a dar clases, vivir
experiencias día con día con padres de familia, con alumnos, tristezas,
derrotas, alegrías, satisfacciones, cierres de ciclos, días en los que la
lluvia caía sobre la comunidad y terminábamos todos enlodados, pero al final
del día con una sonrisa por el buen
trabajo que se hacía.
Mi
estancia académica en la
comunidad de San Bartolo (comunidad donde mis papás trabajaban) terminó cuando
concluí 6° de primaria, en ese momento era hora de volver a cabecera y pues fue
un cambio enorme, me costó un mundo adaptarme y más porque la mayoría ya se
conocían, yo venía de otros ritmos de trabajo, otras costumbres, un contexto
totalmente diferente. Al final logré adaptarme y pues después termine también
mi bachillerato, luego, llegó el día de elegir una carrera mi primera opción
fue la docencia, porque se lo bonito que se siente amar y ser amado por otras
personas, así como todas esas buenas satisfacciones y muestras de cariño que puedes
llegar a recibir, mis padres siempre me
inculcaron hacer el bien y a amar a los demás, es por eso que yo elegí ser
profesor de primaria. Yo estudie la normal en San Luis De la Paz en un colegio
particular, mi sueño era estar en la Benemérita, en Guanajuato, pero pues el destino
siempre te tiene preparadas sorpresas, en ese tiempo era yo un adolescente rebelde, me gustaba el desorden, por eso tal vez el destino no quiso que me
quedara en Gto, ya que como sabemos allí se pueden encontrar muchas
distracciones. En las Luis de la paz me gustaba estar, lo que no me gustaba era
el trasladarme de san Felipe hasta allá, ya que siempre hacia aproximadamente 3
horas, eso me estresaba, en fin, logré terminar la carrera, licenciatura en educación
primaria, y se llegó el momento de presentar para ingresar al servicio, tenía
muchas dudas, pensaba que no pasaría el examen, y vaya sorpresa que me di
cuando supe que quedé en el 11º lugar de todo Guanajuato, brinque, lloré, grité
estaba muy emocionado, fue un logro
enorme y una satisfacción para toda mi familia.
Mi primer centro de trabajo fue en la
escuela urbana Benito Juárez aquí en San Felipe, allí me rencontré con mi
maestro de educación física de la primaria en san Bartolo, fue curioso pensar
que hace años yo era su alumno y que en ese día ya fuéramos colegas, también con
la maestra Ester que fue compañera de mi papá en la normal y todos los maestros
eran conocidos jaja pues yo me la vivía en convivencias, consejos técnicos de
mis padres y todo el ambiente magisterial era mío, así que mi primer equipo de
trabajo me arropó muy bien, tuve mucho éxito en mi primer año.
Mi segundo año lo trabajé en la escuela
Miguel Hidalgo en la comunidad de San Isidro de la estacada en Dolores Hidalgo,
allí tuve la dicha de atender a un primer grado, la gente me quería mucho y
hasta la fecha, deje una huella enorme en la comunidad, no sé qué tengo que al
centro de trabajo que me presento logro ganarme los corazones de los alumnos y
padres de familia, el día de mi cumpleaños me sacaron de la escuela, me
llevaron a un comedor comunitario de la comunidad y me tenían una fiesta sorpresa,
con globos, comida de rancho, mole y obsequios, en ese momento confirme que es la profesión más
bonita del mundo mundial. La gente me rogaba porque yo no me fuera de la
comunidad, pero pues a aves uno pone sus intereses por delante, se me hacía
bastante lejos, gastaba alrededor de 700 pesos de gasolina a la semana, la
comunidad estaba retirada y estaba pagando el carro así que decidí moverme a
Guanajuato capital, mas especifico a la comunidad de Yerbabuena, allí estoy muy
a gusto, he conocido gente con gran calidad humana, y pienso quedarme allí varios
años.
Hoy en día, si tuviera que volver a
elegir una profesión, no tendría duda en volver a ser un profesor.
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