domingo, 6 de septiembre de 2020

La vida de un hijo de docentes rurales.

 

Mi identidad como docente se comenzó a formar desde que era un feto, mis padres son profesores, hoy en día ya jubilados, desde que estaba en el vientre de mi madre, ella ya ejercía como profesora y caminaba largos tramos de terracería para poder llegar a su escuela, después nací y ellos me llevaban a sus centros de trabajo en un moisés que les heredó mi abuela. Luego vino el preescolar que cursé en la comunidad donde ellos laboraban, entonces toda mi vida estuve involucrado en sus problemas como profesores, yo veía como la gente los admiraba y los quería, viví festivales, viví estrés por cumplir con lo administrativo, viví el tener que preparar el pozole para las posadas de los niños, supe lo que es que llegara un aguinaldo y poder estrenar tenis nuevos, mis padrinos de bautizo son profesores amigos de mis padres, vi a mis papas querer a sus alumnos y amarlos, se lo que es la profesión, y a veces siento que esto lo llevo en la sangre, diario veía en el rostro de mis padres ese júbilo por ir a dar clases, vivir experiencias día con día con padres de familia, con alumnos, tristezas, derrotas, alegrías, satisfacciones, cierres de ciclos, días en los que la lluvia caía sobre la comunidad y terminábamos todos enlodados, pero al final del día  con una sonrisa por el buen trabajo que se hacía.

Mi  estancia académica  en la comunidad de San Bartolo (comunidad donde mis papás trabajaban) terminó cuando concluí 6° de primaria, en ese momento era hora de volver a cabecera y pues fue un cambio enorme, me costó un mundo adaptarme y más porque la mayoría ya se conocían, yo venía de otros ritmos de trabajo, otras costumbres, un contexto totalmente diferente. Al final logré adaptarme y pues después termine también mi bachillerato, luego, llegó el día de elegir una carrera mi primera opción fue la docencia, porque se lo bonito que se siente amar y ser amado por otras personas, así como todas esas buenas satisfacciones y muestras de cariño que puedes llegar a recibir,  mis padres siempre me inculcaron hacer el bien y a amar a los demás, es por eso que yo elegí ser profesor de primaria. Yo estudie la normal en San Luis De la Paz en un colegio particular, mi sueño era estar en la Benemérita, en Guanajuato, pero pues el destino siempre te tiene preparadas sorpresas, en ese tiempo era yo un adolescente rebelde, me gustaba el desorden, por eso tal vez el destino no quiso que me quedara en Gto, ya que como sabemos allí se pueden encontrar muchas distracciones. En las Luis de la paz me gustaba estar, lo que no me gustaba era el trasladarme de san Felipe hasta allá, ya que siempre hacia aproximadamente 3 horas, eso me estresaba, en fin, logré terminar la carrera, licenciatura en educación primaria, y se llegó el momento de presentar para ingresar al servicio, tenía muchas dudas, pensaba que no pasaría el examen, y vaya sorpresa que me di cuando supe que quedé en el 11º lugar de todo Guanajuato, brinque, lloré, grité  estaba muy emocionado, fue un logro enorme y una satisfacción para toda mi familia.

Mi primer centro de trabajo fue en la escuela urbana Benito Juárez aquí en San Felipe, allí me rencontré con mi maestro de educación física de la primaria en san Bartolo, fue curioso pensar que hace años yo era su alumno y que en ese día ya fuéramos colegas, también con la maestra Ester que fue compañera de mi papá en la normal y todos los maestros eran conocidos jaja pues yo me la vivía en convivencias, consejos técnicos de mis padres y todo el ambiente magisterial era mío, así que mi primer equipo de trabajo me arropó muy bien, tuve mucho éxito en mi primer año.

Mi segundo año lo trabajé en la escuela Miguel Hidalgo en la comunidad de San Isidro de la estacada en Dolores Hidalgo, allí tuve la dicha de atender a un primer grado, la gente me quería mucho y hasta la fecha, deje una huella enorme en la comunidad, no sé qué tengo que al centro de trabajo que me presento logro ganarme los corazones de los alumnos y padres de familia, el día de mi cumpleaños me sacaron de la escuela, me llevaron a un comedor comunitario de la comunidad y me tenían una fiesta sorpresa, con globos, comida de rancho, mole y obsequios,  en ese momento confirme que es la profesión más bonita del mundo mundial. La gente me rogaba porque yo no me fuera de la comunidad, pero pues a aves uno pone sus intereses por delante, se me hacía bastante lejos, gastaba alrededor de 700 pesos de gasolina a la semana, la comunidad estaba retirada y estaba pagando el carro así que decidí moverme a Guanajuato capital, mas especifico a la comunidad de Yerbabuena, allí estoy muy a gusto, he conocido gente con gran calidad humana, y pienso quedarme allí varios años.

Hoy en día, si tuviera que volver a elegir una profesión, no tendría duda en volver a ser un profesor.

 Mi papá en los años 80 haciendo sus practicas profesionales. 

 

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