
Dewey nos presenta las realidades de los niños en la educación, es preciso señalar que a este se le saca “de su mundo” por así decirlo, se le dan conocimientos abstractos siendo un simple niño que se desarrolla en un contexto pequeño. En este punto yo no concuerdo con el autor ya que debe de existir una cultura, no solo debo saber lo que me rodea en mi comunidad, municipio, si no debe conocer más allá de su propio entorno, pero precisamente de esto habla el pragmatismo, de la importancia de la practica en cosas reales. Con respecto a las materias adentrándonos más a fondo aquí el docente es quien pone en la mesa la relación que existe entre niño-vida personal, entra esa transposición de tener un tema y adecuarlo a la realidad del alumno, algo que influya en él, igual mente he aprendido en mi corta experiencia que para que un alumno se motive y este a gusto no se le deben imponer los temas él debe de indagar lo que a él le interese, sus temas preferidos hay que mirar más afondo a los pequeños. Los docentes deben de conocer a sus alumnos, saber que les gusta y que no, dar pie a formar alumnos que sueñen y vuelen como gavilanes por la vida, hacerlos creer en sus posibilidades, hacerlos creer en ellos mismos y encontrarse por sí solos. Ya no se debe de ver a la educación como un modo de memorizar fechas, formular, algoritmos, si no de encontrar ese lado humano y creativo del niño, de encontrar esa magia que cargan dentro de sí mismos.
Autor. Luis Ferando Arellano Mendoza
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